Tonnerre (Borgoña, Francia) es un pueblo de viñedos y castillos que esconde su particular misterio: Dionne, el pozo sin fondo.
Descubierto por los romanos, este pozo expulsa 300 litros de agua por segundo (y hasta 3 mil durante los días de lluvia) que han abastecido a la ciudad desde hace muchos años. Se surte de la lluvia, pero también de ríos cercanos como el Laigne, y filtraciones de la piedra. Los celtas lo consideraron una fuente sagrada, y los franceses, que no veían el misterio, como un simple lavadero, o piscina pública. En 1758 se construyó la cubierta circular que perdura hasta hoy, y que le otorga su peculiar aspecto. Y aunque se sabe que el agua proviene de cuevas subterráneas de piedra caliza, hasta hoy nadie ha podido encontrar su nacimiento. Desde los años 70 del pasado siglo se han llevado a cabo expediciones para dar con su origen, pero todos los intentos han quedado en fracaso debido a la estructura subterránea, de estrechos pasillos. Algunos buceadores han perdido incluso la vida intentando salir. Tras la última muerte en 1996, la localidad prohibió las exploraciones, por lo que solo se conocen sus primeros 370 metros de profundidad.
Como todo misterio que se precie, sobre el pozo pesan varias leyendas que guardan relación con basiliscos, santos, y hasta con los abismos del infierno.
Fuentes: Viajar, El Confidencial. Adobe Stock