Atrocidades turcas en los bosques de Viena (Erhard Schöne, c. 1530). Durante el asedio de la ciudad en 1529 los campos circundantes quedaron devastados por los incendios y los saqueos. Grabados como este confirmaron y fortalecieron los temores públicos jugando con el sentimiento anti-otomano. El infanticidio y el empalamiento son crímenes muy comunes en este tipo de representaciones.
Los excesos contra la población suelen atribuirse a los soldados de la caballería ligera irregular o akıncı, que no tenían una paga como tal, sino que subsistían a partir del saqueo y del botín que fuesen capaces de rapiñar de la población campesina. En este segundo grabado se nos dice: "Su granja ha sido incendiada, su ganado robado y sus hijos asesinados. Ellos mismos se convirtieron en esclavos. Ahora tienen que tirar del arado y se alimentan de cebada como los caballos".